Al comprar una casa son muchos los aspectos que adquieren importancia, independientemente de si vas a vivir en ella o será más bien una inversión -recomendándote en tal caso leer nuestro artículo sobre las inversiones inmobiliarias: ¿por dónde empezar?-. Un claro ejemplo es el de la localización, factor del que ya hablamos cuando explicamos cómo elegir la ubicación perfecta para tu nueva casa. Pero el lugar, la superficie total y el precio no es lo único a valorar. Hay otro aspecto que no conviene obviar: el ecologismo del inmueble en cuestión.
Por diversos motivos, las casas ecológicas están en pleno auge. Uno de los factores que dan pie a ello se resume en la creciente preocupación de la sociedad por el ecosistema. Ante una capa de ozono cada vez más dañada y un cambio climático que se evidencia en forma de temperaturas anómalas, poco a poco va en aumento el número de personas que hacen todo lo posible con tal de evitarlo. Una de las acciones realizables consiste precisamente en optar por las casas ecológicas. Pero, ¿vale la pena la inversión? Vamos a verlo a continuación, no sin antes averiguar exactamente qué son.
Qué son las casas ecológicas
Básicamente son inmuebles que, incluso desde antes de dar comienzo a la construcción, están pensados para la sostenibilidad de esa zona en concreto, de sus propietarios y de todo el planeta en general. Así pues, los constructores tienen en cuenta el terreno elegido y sus características orgánicas, aprovechándolas al máximo para dar forma a una casa o un piso que será ecológico.
¿En qué sentido? En primer lugar, la casa es ecológica porque se nutre de la energía que obtiene de la propia naturaleza, como podría ser el sol, instalando para tal fin las placas fotovoltaicas que tan de moda están hoy en día.
¿Significa esto que si ves una casa con placas solares significa que es ecológica? Ni mucho menos, ya que ha de reunir otras características, como la de haber sido construida con ciertos materiales en concreto. Por ejemplo, aquellos morteros que están hechos de cal acaban con el dióxido de carbono que hay en el ambiente. Por si fuera poco, también hacen lo propio con los ácaros que tan perjudiciales pueden llegar a ser. A la lista de materiales hay que sumar otros como la arcilla, amén de la madera, encargándose ambos de proporcionar un porcentaje de humedad óptimo y beneficioso.
Ventajas de las casas ecológicas
Los dos últimos efectos descritos de los materiales que hemos mencionado demuestran la primera de las ventajas que ofrecen las casas ecológicas: mejoran el bienestar de quienes viven en ellas.
No tener que lidiar con los ácaros que perjudican a los alérgicos y a los que no lo son, olvidarse de los porcentajes de humedad inadecuados dentro de la vivienda y acabar con las típicas toxinas de los materiales inorgánicos son algunos de los aspectos que se traducen en esta mejoría. A su vez, en algunos casos incluso hablamos de un aumento de la esperanza de vida.
No es lo único que se ve incrementado, ya que exactamente lo mismo sucede con la duración en general. Aunque depende de cada caso en concreto, la gran mayoría de casas ecológicas duran más años en buen estado si las comparamos con las viviendas construidas con los materiales convencionales. Esto es debido a que los sostenibles suelen presumir de una mayor calidad.
Esta calidad no solo se traduce en una durabilidad superior. Adicionalmente, se incrementa la eficiencia energética, ya que por ejemplo aíslan la vivienda a la perfección para que el frío en invierno y el calor en verano no penetren en su interior.
Hablando de la parte de dentro, siempre está a una temperatura óptima sin tener que gastarse mucho dinero en las facturas de luz y gas, puesto que casi toda la energía o incluso el cien por cien de ella la genera el propio hogar. Obviando el factor económico, esto es muy beneficioso para el ecosistema, ya que la huella de carbono se reduce al mínimo exponente.
Inconvenientes de las casas ecológicas
No es oro todo lo que reluce. Y es que las casas ecológicas también traen consigo una serie de aspectos negativos que no hay que pasar por alto. Uno de ellos es el mayor desembolso a realizar.
Los materiales son más caros, así como la tecnología que se utiliza, siendo un claro ejemplo de ello la aerotermia que destaca por su enorme eficiencia.
Esto no es lo único que se traduce en un gasto superior si lo comparamos con el que habría que realizar si se comprase otro tipo de casa que no fuese ecológica. Al listado hay que sumar el mantenimiento.
Para que la casa siga siendo ecológica, es importante que sus materiales estén en buen estado y, algunos como la madera, requieren un mantenimiento en concreto que hay que llevar a cabo con productos específicos que no son precisamente baratos.
Por otra parte, las placas solares, la instalación de aerotermia y otros sistemas similares también precisan un mantenimiento que, en este caso, es imprescindible que realicen expertos en la materia. Así pues, como puedes imaginarte, el precio a pagar por estas tareas dista de ser asequible.
Aunque las casas ecológicas cada vez despiertan más interés, todavía no están muy extendidas. Al haber un nivel de competencia bajo, los fabricantes de materiales y los constructores no se ven obligados a reducir sus márgenes de beneficios, por lo que los precios a pagar resultan bastante elevados.
Desafortunadamente, el hecho de que las casas ecológicas todavía no sean tan populares como cabría esperar, deriva en que no haya un almacén de materiales sostenibles cerca de determinados terrenos en los que pretenden edificarse dichas viviendas. Por ende, transportarlos desde muchos kilómetros de distancia también acarrea un mayor precio a pagar.
¿Merecen la pena?
Como acabamos de ver, uno de los inconvenientes de las casas ecológicas es el de que hay que pagar más por ellas. Teniendo en cuenta el mayor desembolso, ¿es aconsejable la inversión? ¿Vale la pena? La respuesta es afirmativa.
Si bien es cierto que al principio el importe es mayor, con el paso de los años acaba amortizándose precisamente por una de las ventajas que hemos mencionado antes: el ahorro energético. Al pagar cada mes una menor factura de luz y gas, desde el minuto uno estás amortizando la inversión.
Por otra parte, has de tener en cuenta que esta elección no solo te beneficia a ti como propietario, sino también a todo el planeta en general. En definitiva, si puedes permitírtelo, no te lo pienses dos veces: una casa ecológica merece muchísimo la pena en términos económicos, medioambientales y de salud en general.